Ya se que me estoy buscando problemas con mi contertulio el Barón de Warsage por meterme en camisa de once varas, pero no he podido resistir la tentación de aprovechar sus experiencias por tierras catalanas el pasado fin de semana para castigaros con otro artículo.
Y perdón por adelantado al mocetón de la foto por tomarlo como hilo conductor de mis delirios, pero sirva también la ocasión para mostrarle mis respetos y mi reconocimiento por su seguro bien merecido premio, que ya se sabe que nunca es tarde si la dicha es buena.
Pensaba yo lo fácil que es pasar en esta vida de un extremo al otro en cuestión de días, horas, minutos, segundos… en todos aquellos aspectos que son capaces de cambiar nuestro destino, nuestros intereses, nuestros sentimientos… y que se escapan de nuestro control.
Y en esto del deporte que tanto les gusta a mis amigos Artilleros, esto también sucede continuamente: hoy puedes estar en lo más alto y antes de lo que te imaginas rodar por los suelos; o sentirte perdedor y de repente tener ese golpe de ¿suerte? que te hace arrancar hacia el triunfo… en fin, como la vida misma.
Quizás el secreto esté en saber esperar, en tener la suficiente fe y constancia en lo que haces y quieres ser como para buscar y esperar tu momento, que esa suerte y esos aspectos que no puedes controlar, que no dependen de ti, que son decisiones de otros, cuando viren a tu favor te pillen siempre preparado y puedas engancharte a tus sueños. Y si se hacen esperar o quizás parezca que no van a llegar, o no lo hagan nunca, que siempre tengas la satisfacción de haberlo intentado y en ese sacrificio y esa constancia encuentres la recompensa que supone irte a dormir con la conciencia de haber puesto todo de tu parte para alcanzar ese sueño que de nuevo comienza y que mañana volverás a tener como objetivo.
También creo importante escuchar a los que en el camino te recuerden que nada es fácil, que manidas palabras como trabajo, esfuerzo, constancia, generosidad, compañerismo, amistad, sacrificio… en fin, HUMILDAD son imprescindibles para conseguir aquello que soñaste, quizás despierto con la vista fija en el lugar donde te gustaría estar. Nadie sabemos que va a ocurrirnos más tarde, pero a veces alguien a la hora de desayunar ya sabe lo que nos encontraremos en la merienda, ocho horas después.
Bueno, pues después de las divagaciones de rigor (cada día siento que me “enmoño” más, pero es lo que hay), me voy a ver si me llevo al Barón de Warsage a tomar el aire un rato, que lo he dejado escribiendo algo sobre no se que retirada, y si fuimos capaces de defendernos hace doscientos años con un puñado de valientes no se le ocurrirá a éste ahora apartarse: si quieren que nos pasen por encima… que como dice otro veterano amigo, ¡¡con la de guerras que llevamos encima y lo que hemos de ver todavía!!
Y al chavalote y su banda, mucha suerte, crean en lo que hacen y acuérdense de aquello de ¡¡CHUFLA, CHUFLA… COMO NO TE APARTES TU!!, y cuando se asomen otra vez a la ventana, si les gusta lo que ven al otro lado, luchen por conseguirlo y no se queden con el deseo de haberlo intentado.